viernes, 28 de noviembre de 2008

De corbatas y canciones, se fue juntando la vaquita.

Ya lo comentó Pepe Lobo en su blog como una muestra del surrealismo devenido de la política local.
Hace unos días algunos periódicos publicaron la nota de que en un evento llamado Muestra de Antigüedades, tuvieron lugar dos hechos que lamentablemente no levantaron las mismas reacciones que cuando se reveló el monto que presuntamente recibían algunos ex funcionarios en materia de seguridad de los hermanos Beltrán Leyva.
Según la nota, un empresario de Piedras Negras pagó 250mil pesos en subasta por la corbata que portaba el Gobernador el día del evento, y, un diputado (no recuerdo si local o federal, sobre el punto que quiero comentar da lo mismo) pagó 100mil pesos por una canción interpretada por Napoleón.
Quiero suponer que pagaron con cheque o con tarjeta de crédito o American Express, ya que encuentro un poco incongruente que alguien esté cargando con semejante cantidad de efectivo en la cartera. Al menos necesitarían cargar con un maletín.
El caso del empresario medio se entiende, la compra simbólica de una corbata del gobernador en turno se puede traducir como la compra de favortismos en licitaciones, exenciones de impuestos, tolerancia para con las multas e infracciones o cualquier otra especie que valga la pena desembolsar 250mil de un solo chingazo.
El caso del diputado es el que me encabrona.
Se ha dicho que la justificación de sus altísimas percepciones es para evitar que los funcionarios públicos se vean tentados a ser sobornados o a recibir estímulos para que legislen de uno u otro modo. Pero, ¿gastar el equivalente o aproximado a un mes de tu sueldo por una buena causa, en una canción?
Yo creo que el dinero mal habido siempre es mal gastado, y no es por poner en tela de juicio el destino que harán de ese dinero recaudado. Eso sería tema aparte, o como dicen por ahí: No esté ma...
Si se está proponiendo que se monitoree los ingresos y adquisiciones de ciertos funcionarios para detectar irregularidades que pongan en riesgo la seguridad nacional, deberían proponer parejo.
El ser humano como tal es ambicioso por naturaleza, no tiene llenado. ¿Hasta cuánto tendrán que estar aumentando los sueldos de los "servidores públicos" para que sin miedo alguno destinen esas cantidades para buenas causas?
¿No sería ideal que si les estorba ese dinero, mejor renunciaran a sus percepciones?
Digo, se supone que le tienen mucho amor al país.
Esa sería una buena prueba de amor: Trabajar en el servicio público a cambio de nada, por amor.

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