*Nota aclaratoria: Aunque el término lo leí de una publicación de mi estimado Víctor S. Peña, y no existe un lucro devenido por el uso del mismo, me permito su uso para el título de la presente aportación al tiempo de reconocer al autor anónimo.
Tal vez sea pretencioso al dedicar más de una intervención sobre el tema de los medios de comunicación pero al menos en el transcurso de la última publicación a la fecha, me ha venido a la mente un sinfín de subtemas relacionados. Lo que sí tienen en común todos ellos es el objetivo que se han fijado los medios de comunicación en su ánimo de vender.
Desde notas rojas como encabezados de primera plana, (basta recordar que dichos suplementos representan ingresos mayores a los de la publicación integral, como el caso de Metro que sovrevivió a Palabra) hasta chacoteo político en la radio y sin olvidar la frivolidad farandulera de la televisión, la población se encuentra desinformada.
Hasta el momento su función se ha concentrado en mantener el pánico.
Es verdad que la situación no está para menos, pero el recordarte cada día que si no te matan los zetas, te embargan los bancos; que si no pierdes el empleo, sube el dolar; realmente no ayuda en lo mas mínimo. Una población asustada no se caracteriza por ser creativa y centrada en la solución real a los problemas.
