sábado, 21 de noviembre de 2009

Saludando con sombrero ajeno

Como un preámbulo al cada vez mas desangelado festejo a la Revolución Mexicana me pareció la visita de José Hernández, ingeniero estadounidense de padres michoacanos y partícipe de una de las tantas misiones rutinarias del Discovery.

Me pareció una estrategia publicitaria donde se enaltecía la "mexicanidad" de este personaje para poner de manifiesto el orgullo mexicano, tan característico en estas fechas.

No es por restarle méritos a José Hernández, ¿pero hasta dónde México ha contribuido a su trayectoria profesional? Si no hubiera falta de oportunidades educativas, laborales, científicas, entre otros factores, sus padres no hubieran emigrado a Estados Unidos.

Esto me recuerda a los delitos llamados de "comisión por omisión".

La lógica a aplicarse en este caso es análoga. Porque al no cumplirse con una obligación, se genera una situación diferente a la que hubiera sucedido al haberse dado el cumplimiento debido.

Por eso me pregunto: ¿si José Hernández se hubiera criado y educado en Michoacán, se habrían realizado las visitas a Los Pinos, el desfile o carnaval en Michoacán, o se hubiera destacado el hecho de que comió carnitas?

También me pregunto si hubiese tenido el mismo efecto la noticia en el caso de que sus padres, al estilo de muchas personas que emigran, lo hubieran nombrado Jason en vez de José, o si en vez de que su apellido fuera Hernández fuese Rauda.

Pero ahí tenemos a todos sintiéndonos orgullosos del mexicano. Perdón, José Hernández no es mexicano, sus padres lo son, o eran.

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