jueves, 2 de julio de 2009

El tercer piso

Para aquellos que pasamos los treinta años esta expresión ha dejado de causar el miedo que produce cuando estamos en los veintinueve.

Y es que, en una etapa en la que se supone mucha madurez y seriedad, algunos nos hemos permitido recuperar a los "viejos amigos" y de alguna forma nos empezamos a reconocer partiendo del "cómo" eramos en aquel entonces.

Este viaje en el tiempo de diecisiete años hace que el tercer piso no sea tan imponente como parecía serlo hace tres años. El reafirmar la amistad con aquellos con quienes no he perdido contacto desde aquellos tiempos de pubertad y la posibilidad de empezar una con quienes no lo había hecho en aquel entonces, es algo que me hace ver la edad y el tiempo de una forma diferente. Por un lado, el tiempo parece no pasar tan rápido como la rutina lo sugiere, y la edad, pues realmente la edad no importa. Podremos tener algunos escalones en el tercer piso pero eso no es limitante para disfrutar la vida.

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