Y lo miró.
Han pasado tantos años y sigue todo igual. Menos la expresión en su cara. Mas cansado. Mas viejo.
Aun queda en su mirada la esperanza de salir de este presente que se ha prolongado aun mas allá de su pasado y que parece no tener futuro. Sin embargo, no le entusiasma la idea. Se esta acostumbrando. Se esta volviendo mas cínico.
¿Para qué rasurarse? Para esta noche volverá a estar gris su cara. Al menos será menos desagradable limpiarse el sudor.
Lo vuelve a mirar y quiere desconocerlo. Pero sabe que es él. Siempre ha sido él.
Diez minutos para salir a trabajar. Lo espera el sudor que con su barba se atorará en el cuello de la camisa pellizcándole y recordándole lo que acaba de ver en el espejo.
Jueves.
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