miércoles, 25 de marzo de 2009

Mujer

Hace algunas semanas tuve la oportunidad de ver Persépolis.

La biografía de Marjane Satrapi me pareció muy atinada aun y cuando había pasado ya una semana del Día Internacional de la Mujer.

Es curioso como dentro del marco de las celebraciones; con conferencias, ciclos de cine, congresos y demás eventos y mucha publicidad; se da lo que considero un efecto opuesto a la intención de celebrar a las mujeres. Quisiera darle un nombre pero lo llamaré por el momento: "El efecto del cumpleaños recurrente y el mismo regalo".

Si por alguna razón celebrásemos nuestro cumpleaños todos los días y recibiéramos el mismo regalo, el sentido de la celebración se perdería por completo. Ya no sería especial.

En mi muy personal opinión, creo que el hacer tanto énfasis en las maravillosas características que tienen las mujeres y dedicarles ciertos días para reconocerlo, al mismo tiempo hacemos todo lo contrario, le quitamos esa magia el resto del año. Igual pasa con el Día de las Madres, el Día de la Independencia, la Pascua, San Valentin, etcétera.

Siento que el dedicar un sólo día, o unos cuantos días, nos limita a hacer ese reconocimiento todos los demás días. Suena ridículo, pero deberíamos habituarnos a reconocer diariamente y no esperarnos a que sea "el mero" día.

Me gustó mucho la forma en que está narrada Persépolis. No parece ser el retrato de "una" mártir por su condición de ser mujer, aunque trate algunos tabúes similares a los de nuestra cultura como lo es la percepción sobre la mujer divorciada.

Afortunadamente he conocido a extraordinarias mujeres y debo señalar que más alla de la gracia femenina, mi apreciación de ellas es sobre sus cualidades como seres humanos.

No estoy en contra de brindarles consideración, mas sí de diferenciarlas y a la vez negarles la igualdad.